Un enfoque de gran importancia sobre el cual se han elaborado estudios del aprendizaje se ha basado en los principios metodológicos del conductismo. Hay pocos teóricos del aprendizaje que hayan hecho aportes a la psicología social. Personalmente, me interesan los trabajos de Skinner, quien parte de su posición para dar explicación a la conducta determinada por las condiciones ambientales.
1. Consideraciones previas
Las bases de la conducta social humana, como ya mencionamos en la presentación, obedecen a una multicausalidad de eventos que la constituyen. Hubo quienes intentaron explicar la conducta a partir de fuerzas internas tales como motivaciones, impulsos y tendencias, a menudo no concientes. Observando la conducta irascible infieren un impulso hostil, lo cual explicaba aquella conducta. Algunas críticas mostraron que esto era un círculo vicioso; otras, apuntaban mas bien a que solamente los impulsos no pueden explicar toda la variedad de las respuestas humanas, y no tienen en cuenta los factores situacionales.
Las teorías que postulan energías internas pueden interpretar bien el pasado pero no son aptas para predecir, y una teoría se mide por su capacidad para producir cambios. Según las teorías motivacionales, los cambios se producirían por la concientización de los impulsos inconscientes. Incluso más: los terapeutas resaltan ciertas motivaciones inconscientes y tienden a hacer creer a sus pacientes que existen esas que ellos propugnan. Las teorías de la conducta dieron en cambio más importancia a los determinantes externos: situaciones estimulantes, refuerzos, etc. Incluso explican la regularidad de una conducta frente a situaciones distintas diciendo que es porque hay una equivalencia funcional de los distintos ambientes.
Otros investigadores sostuvieron que la conducta resulta de la interacción de las personas con las situaciones, pero no han aclarado cómo interactúan ambas influencias. Persona y medio no funcionan con independencia, sino que a su vez interactúan entre sí.
Algunos otros teóricos sostienen que las influencias culturales originadas por la existencia de ciertas sociedades organizadas, las influencias sociales debidas a grupos dentro de cierta sociedad y las influencias ambientales mediadas por las propiedades físicas del ambiente social, son las responsables del comportamiento social (Mann, 1980:16)
Conductismo y aprendizaje
El conductismo parte de una concepción cientifista sobre la Psicología. Puesto que la ciencia debe versar sobre fenómenos observables o, cuando menos, que puedan ser cuantificados y analizados en condiciones objetivas, no puede admitirse como objeto de estudio psicológico nada que no reúna tales condiciones.
Los primeros teóricos de este movimiento arremetieron contra la introspección como método y contra el mentalismo como teoría[1].
“Los introspeccionistas observaban la superficie del volcán humano y evitaban el estudio de las fuerzas ocultas. Contemplan cuidadosamente el humo de una llama, describían su medida, dirección y forma, pero evitaban el fuego mismo” (Wolman.1960:21)
La primera consistía en analizar los estados internos de la mente para arrojar luz sobre sus procesos. El segundo mantenía la suposición teórica de que nociones como mente, conciencia o motivos eran entidades reales y objetivas que existían dentro del cerebro, las cuales constituían el objeto de estudio directo de la investigación psicológica.
Watson abanderó la crítica a la Psicología dominante en su época, proponiendo un cambio en los métodos y conceptos para realizar investigaciones puramente científicas. Como resultado de su crítica se desarrolló una nueva pauta de explicar la conducta. En 1913 el movimiento conductista, de inspiración positivista, evolucionista y hedonista, acaparó de inmediato la atención de los psicólogos norteamericanos[2]. La cual se fundamenta en las siguientes ideas:
a. Si la ciencia debe estudiar exclusivamente datos empíricos, el objeto de la Psicología tendrá que ser observable.
b. Si existen los llamados estados mentales o de conciencia, no pueden ser considerados metodológicamente como objetos de estudio científico, ya que no reúnen las características objetivas que definen a éstos.
c. Cuando observamos una conducta, podemos aislar en ella dos elementos. Por un lado, los estímulos ambientales que impactan en el organismo, y, por otro, la respuesta que éste emite a continuación. Tanto estímulos como respuestas son observables, cuantificables y susceptibles de ser utilizados en experimentos científicos. Por tanto, si la Psicología es la ciencia de la conducta, deberá dedicarse al estudio de las asociaciones entre Estímulos y Respuestas. Con frecuencia, dicha relación es representando esquemáticamente como E-R. Lo que sucede dentro del cerebro y no puede ser observado mediante técnicas fisiológicas no interesa al psicólogo, ya que su análisis científico resulta imposible.
d. El término científico de conducta designa un concepto más amplio que el de su uso coloquial. Así, la conducta incluye todas las reacciones corporales que puedan ser medidas, aunque no puedan ser observadas a simple vista.
e. Las investigaciones psicológicas deben orientarse hacia el descubrimiento de las leyes de la conducta, sean éstas determinadas genéticamente o sean el resultado de aprendizajes individuales.
f. La conducta se consolida en forma de hábitos, los cuales permiten una mejor adaptación al ambiente.
g. Los experimentos prueban que la conducta es altamente modificable. Por lo tanto, deberán estudiarse las técnicas más propicias para la modificación de conductas con el objetivo de aplicarlas en ámbitos como la psicoterapia, la educación o el refuerzo de pautas sociales.
h. El lugar ideal para la experimentación es el laboratorio, ya que allí pueden ser controladas todas las variables intervinientes. Cuando por motivos éticos no se pueda experimentar con humanos, las pruebas se realizarán con animales. Según los conductistas, existen pocas diferencias entre unos y otros en relación a un número elevado de conductas, por l oque las conclusiones obtenidas mediante experiencias con animales pueden ser extrapoladas, salvo excepciones, al comportamiento humano.
i. Como consecuencia de las tesis anteriores, el conocimiento de las técnicas y leyes del aprendizaje, tanto animal como humano, se convierte en el punto central de la Psicología. Su fin: condicionar y predecir los comportamientos para mejorar las habilidades adaptativas de los organismos.
Aunque suele considerarse a Watson como creador teórico del movimiento, las primeras experiencias que incorporaron técnicas puramente conductistas fueron las de Thorndike quien, junto con L. Morgan, formuló la teoría del aprendizaje por ensayo y error, estos autores establecieron posprimeros principios explicativos de los procesos del aprendizaje (Rodríguez, 1976:90). La teoría se fundamentaba en los experimentos llevados a cabo con animales hambrientos a los que Thorndike introducía dentro de jaulas. Para salir de ellas, era necesario que el animal aprendiera a tirar de un cordel o manipular un mecanismo que abría las puertas. En animal, excitado y hambriento, efectuaba una serie de movimientos al azar (ensayos) hasta que, por causalidad, daba con la solución propicia para salir. Una vez aprendida la conducta, desaparecían los ensayos (Wolman, 1960:39).
Thorndike observó que las curvas de aprendizaje mostraban una clara disminución del tiempo necesario para encontrar la solución según el número de veces que se hubiera ensayado el experimento. Formuló así la ley del ejercicio, según la cual aumenta la probabilidad de una respuesta en función de las veces que se haya dado esa situación en el pasado.
También postuló la ley del efecto: la posibilidad de alcanzar un estado gratificante favorece la aparición de una conducta (Wolman, 1960:41). O si se prefiere, un comportamiento que va acompañado de una recompensa queda fortalecido, es decir, tiende a repetirse. De esa manera se consolida el nexo entre situación y respuesta. En cambio, si la situación se acompaña de un estado molesto, el nexo se debilita.
Thorndike se convirtió en pionero del conexionismo, una teoría que reducía todo el psiquismo humano a puras asociaciones cerebrales, formadas como consecuencia de aprendizajes anteriores. Según él, incluso procesos superiores como el razonamiento o el lenguaje se reducían a hábitos de conducta consolidados, bien por la ley del Efecto, bien por la Ley del Ejercicio. Las asociaciones eran nexos entre Estímulos y Respuestas, que habían sido grabados o inhibidos en el cerebro gracias a la satisfacción o al malestar que provocaban respectivamente. Para Thorndike las asociaciones de estímulos y respuestas formaban un conjunto de redes neuronales jerarquizadas que tendían a consolidarse o debilitarse según fueran gratificadas nuestras conductas.
3. Condicionamiento clásico o respondiente: Pavlov
El estudio del aprendizaje asociativo se puede llevar a cabo en el experimento de la respuesta condicionada, realizado por primera vez por el fisiólogo ruso Iván Pavlov. Estudiando los reflejos relativamente automáticos asociados a la digestión, Pavlov observó que el flujo de saliva en la boca y del jugo gástrico en el estómago del perro era influido no solamente por la vista del alimento. Interpretó el flujo de la saliva y del jugo gástrico ante el alimento colocado en la boca como una respuesta no aprendida o, como la llamó él, respuesta incondicionada (Meneses, 1981:212-213). Pero seguramente, pensó, la influencia de la vista del alimento tiene que ser aprendida. De aquí que esta sea una respuesta aprendida o condicionada (Rodríguez, 1976:90). Pavlov experimentó para averiguar cómo se forman las respuestas condicionadas. Enseñó al perro a segregar saliva ante varias señales demostrando con ello que se podía formar en el laboratorio una nueva asociación estímulo-respuesta. Como podemos ver a Pavlov le corresponde el mérito de haber caracterizado lo que se conoce como condicionamiento clásico (Rodríguez, 1976:90)
El condicionamiento clásico puede ser definido, pues, como la formación (o reforzamiento) de una asociación entre un estímulo condicionado y un reflejo por medio de la presentación repetida de un estímulo condicionado en una relación controlada con un estímulo no condicionado (Meneses, 1981:211-212). Al reflejo original ante el estímulo no condicionado se le llama reflejo condicionado (Rodríguez, 1976:90-91)
4. Las aportaciones de Skinner: Condicionamiento operante
Las críticas al modelo pavloviano no se hicieron esperar; entre ellas, la de presentar a un sujeto meramente pasivo frente a la estimulación ambiental: el perro de Pavlov se limita a interiorizar una asociación de estímulos hasta que el neutro o incondicionado termina por provocar respuestas condicionadas. La psicología norteamericana volvió la vista hacia las experiencias de Thorndike y retomó el método del ensayo-error como procedimiento activo en el aprendizaje. Surgió así un nuevo tipo de conductismo, el llamado condicionamiento operante o instrumental. Se le denominó de esa manera porque analizaba las formas de aprendizaje a partir de conductas activas. Para aprender, el sujeto debía actuar (operar) o utilizar su conducta instrumentalmente, es decir, como un medio para alcanzar los fines propuestos (Colman, 1960:56).
Skinner parte de una posición ambientalista: las conductas de los organismos están determinadas por las condiciones ambientales. Si esto es así, transformando experimentalmente esas condiciones, se puede modificar el comportamiento de los seres. Luego, el aprendizaje de nuevas conductas exige previamente una modificación de las circunstancias ambientales que inciden sobre un ser en concreto. El fin último de Skinner era la elaboración de una tecnología de la conducta que permitiera predecir, controlar y dirigir las acciones de los humanos. Sus detractores le acusaron de totalitarismo por el afán de controlar o programas las conductas individuales y sociales. Él se defendía diciendo que sólo cuando el hombre dominase totalmente las leyes de la conducta podría programar una sociedad más feliz. Sus ideas sobre un mundo planificado según procedimientos conductistas fueron plasmadas en su novela Walden Dos (Skinner, 1978:5).
“La modificación de la conducta es, precisamente, la tecnología que necesitamos para estimular el control frente a frente de la gente, por la gente y para la gente, y de esta manera reducir el campo de acción de las instituciones gubernamentales centralizadas y de la economía”(Skinner,1978:5)
Skinner define la conducta como aquella parte del funcionamiento de un organismo que consiste en actuar o en relacionarse con el mundo exterior (Wolman, 1960:57). Ignora en ella cualquier influencia de las facultades psíquicas interiores, puesto que, sin negar su existencia, dice que no pueden ser observadas ni controladas. En cambio, le interesa resaltar los estímulos externos que condicionan el comportamiento.
Skinner propuso una distinción entre dos clases de conducta, a las que llamó conducta refleja y conducta operante (Meneses, 1981:216). La conducta refleja está directamente bajo el control del estímulo, como en los reflejos no condicionados del condicionamiento clásico. La relación de la conducta operante con el estímulo es en cierto modo diferente. Con frecuencia parece que la conducta es emitida, es decir, parece que es espontánea más bien que un reflejo ante la estimulación (Wolman, 1960:57)
La palabra operante deriva del hecho de que la conducta operante "opera" en el medio ambiente para producir algún efecto[3]. Por la misma razón a esta conducta se la llama a veces instrumental, porque produce efectos, como lo hace una herramienta u otro instrumento. De aquí que al condicionamiento operante se le conozca también con el nombre de condicionamiento instrumental.
Para producir el condicionamiento operante, se coloca una rata hambrienta en una caja. El interior de la caja es liso a excepción de una barra sobresaliente que tiene un plato de comida debajo. Se puede encender una pequeña bombilla por encima de la barra a discreción del experimentador (Meneses, 1981:216).
Una vez sola en la caja, la rata se mueve con desasosiego y ocasionalmente oprime las patas contra la barra. La presión con que empuja la barra define su nivel operante de presión de la barra antes del condicionamiento.
Ahora el experimentador sujeta el depósito de alimento, de modo que cada vez que la rata presione la barra caiga un montón de comida al plato. El animal come, y pronto presiona de nuevo la barra. La comida refuerza la conducta de presionar.
Si se desconecta el depósito de la comida, de modo que al presionar la barra no caiga ya comida, la presión de la barra disminuirá. Es decir, el reflejo operante sufre la extinción al no haber refuerzo, lo mismo que le ocurría a un condicionamiento clásico.
Con este ejemplo delante, estamos preparados para estudiar el significado de la conducta operante condicionada. Como ya se ha indicado, se llama operante porque "opera" en el medio ambiente: la presión de la rata sobre la barra produce o facilita el acceso a la comida. En el condicionamiento clásico el animal es pasivo; se limita a esperar hasta que se le presenta el estímulo condicionado, el cual es seguido por el estímulo no condicionado. En el condicionamiento operante el animal tiene que ser activo; no se puede reforzar su conducta a menos que él haga algo.
El condicionamiento operante se refiere al reforzamiento de una asociación estímulo - respuesta haciendo seguir un estímulo reforzado al reflejo. Generalmente el estímulo reforzador es de la categoría que puede satisfacer a una tendencia, pero no necesita serlo (Rodríguez, 1976:91). Es reforzador si da fuerza al reflejo que le precede.
La importancia práctica del refuerzo intermitente es muy grande. La madre de un niño no está siempre presente para premiarle por mirar a ambos lados antes de cruzar la calle. Pero la influencia de los refuerzos es tal que persisten contra muchos no-refuerzos.
El principio general, válido tanto en el condicionamiento clásico como en el operante, puede enunciarse de la manera siguiente: cualquier estímulo se puede convertir en estímulo reforzador mediante la asociación con un estímulo reforzador (Wolman, 1960:153)
Cuando una rata que está dentro de una caja de Skinner oprime una palanca, se enciende una luz, seguida inmediatamente por la caída de un trozo de comida en la bandeja. Después de que varios grupos de animales son condicionados de esta manera, recibiendo algunos más refuerzos que los demás, el reflejo se extingue en la oscuridad. Es decir, cuando la rata oprime la palanca, no aparece ni la luz ni el alimento, e inmediatamente el animal deja de oprimir la palanca.
El valor del refuerzo secundario deriva originalmente de la asociación con el refuerzo primario. Un rasgo del refuerzo secundario muy importante para la conducta social humana es su amplio grado de generalización. El principio se puede enunciar así: una vez establecido, un refuerzo secundario puede reforzar otros reflejos aparte del reflejo usado durante su establecimiento original, y puede hacerlo con otros motivos que el que prevaleció durante el aprendizaje original (Meneses, 1981:216-217).
5. El aprendizaje como programación del hombre
Skinner afirma que se puede cambiar de forma predecible el comportamiento de los hombres, como el de los animales. De este modo, considera a la psicología como una ciencia natural más, y no como una ciencia social; tiene idénticos postulados, objetivos y métodos que la física, la química o la biología. Esto llevó a Skinner a lo siguiente:
1. Rechazar el dualismo entre cuerpo y mente. Lo único observable es el comportamiento, como afirmaba Watson.
2. El comportamiento y el aprendizaje se encuentra sometido a leyes fijas y estables.
3. La psicología tiene como objetivo básico el descubrimiento de dichas leyes, las cuales pueden ser verificables experimentalmente. (Skinner,1978:5-7)
Llevado esto al límite, significa que cualquier persona será capaz de controlar el comportamiento de otras personas para conseguir cualquier objetivo deseable, en la medida en que:
1. Conozca las leyes del comportamiento y el aprendizaje.
2. Posea una información fiable sobre las variables relevantes que actúan en la situación que le interesa.
3. Tenga poder para cambiar las variables relevantes en la forma deseada y en el momento oportuno.
Lo que Skinner descubrió es que el comportamiento es función de sus consecuencias, lo que puede traducirse en la ley de Skinner: «Las consecuencias que siguen inmediatamente a una conducta que ha sido emitida en un ambiente concreto, alteran la probabilidad de que dicha conducta ocurra de nuevo en este ambiente y en otro de características parecidas» (Wolman,1960:165-166). El ambiente no provoca comportamientos, sino que los selecciona, manteniendo algunos, incrementando o eliminando otros.
Por lo general, el hombre actúa para evitar el castigo, lo desagradable, y entonces se dice de él que es bueno, y se alaba su dignidad y su libertad, pero el mérito no está en el hombre, sino en el medio, que es quien castiga, y por eso es al medio al que se debería alabar, y no al hombre. De este modo, según Skinner, el hombre se verá obligado a abandonar su último reducto diferencial (la conciencia, el yo interior) y aceptar la cruda realidad: su comportamiento, lo mismo que el de los demás organismos, es función de una historia genética y de unas contingencias ambientales. Además, «todavía está por ver lo que el hombre puede hacer del hombre». Las conquistas del hombre son «tan dignas de admirar como un follaje en otoño» (Wolman, 1960:162-164).
6. El castigo
El castigo enseña a no hacer algo, a suprimir una respuesta, pero nada más; no ofrece formas alternativas de conseguir el mismo refuerzo a través de operantes no punibles, o de sustituirlo por otros similares. Esta negatividad cerrada hace del castigo un procedimiento de aprendizaje que con facilidad provoca procesos de frustración que degradan la capacidad adaptativa del sujeto (Meneses, 1981:218-219).
El factor más importante para que un castigo sea eficaz consiste en la intensidad del estímulo aversivo. Los castigos débiles suprimen la respuesta indeseable durante muy corto lapso de tiempo (Wolman, 1960:162). El manejo de parámetros de intensidad intermedia, en unión de otros factores, constituye la zona óptima de efectividad del castigo humano.
Entre estos otros factores a tener en cuenta está el de la proporcionalidad del estímulo aversivo con la fuerza de operante a suprimir y con la gravedad "subjetiva" de la falta.
Afín al factor anterior es el de la consistencia con que se administra el castigo. Un castigo leve aplicado consistentemente puede alcanzar altas cotas de efectividad.
7. Consideraciones finales y su importancia para la Psicología Social
El comportamiento es una función del medio. El organismo emite ciertas respuestas para controlar o manipular su medio, es decir una conducta operante, la cual busca manipular el medio, dicha manipulación es voluntaria y si esta va seguida de un refuerzo positivo se tiene una vinculación entre la respuesta positiva y el reforzador.
Así mismo, hace bastante hincapié en los reforzadores positivos, buscando la manera en que el aprendizaje se desarrolle por la vía de estos reforzadores gratificantes y no de aquellos negativos.
La variable más importante es la ambiental, ya que busca que la conducta del ser humano sea controlada por medio de los refuerzos positivos.
En el análisis experimental de la conducta de Skinner, efectúa el estudio de las contingencias de reforzamiento que afecten a la conducta, con el fin de generar los medios para que las personas controlen su comportamiento mutuamente. El principal control es el que se ejerce en las relaciones interpersonales, por lo tanto habla en términos de interacción.[4]
“En función a las contingencias de reforzamiento positivo, es posible modificar la conducta”[5]
A este respecto, para el estudio de de las relaciones sociales y su mantenimiento, las contribuciones conductistas resultan de utilidad, a través de la idea de reforzamiento y castigo. También para el estudio de formación de normas sociales, su mantenimiento y su cambio (Rodríguez, 1976:93)
La influencia del modelo conductista en psicología social como ya lo vimos es perceptible de diversas teorías del intercambio, las teorías del aprendizaje social, los estudios de persuasión y cambio de actitudes en la escuela de Yale. También dentro de otras teorías de alcance medio como Dollard y Miller, la teoría de la autopercepción de Bem, la teoría de locus de control de Rotter, la teoría de la facilitación social de Zajonk entre otras. (Estramiana, 1995:42)
[1] En el apartado “El desafío del introspeccionismo” Wolman, señala que la psicología introspeccionista se vio obligada por sus propias limitaciones y los nuevos aportes de distintos enfoques como Darwin, Charcot, Liebaut, Wundt, Tictchener entre otros, la obligaron a sumergirse en una concepción diferente de lo que era y las grandes deficiencias de sus aportes.
[2] Wolman, Benjamín. (1960). Teorías y Sistemas Contemporáneos en Psicología. Barcelona: Martínez Roca.
[3]De acuerdo a Wolman (1960), en el apartado de neo-conductismo y teoría del aprendizaje menciona que para Skinner el operacionalismo es “la práctica de conversar sobre: Las observaciones de uno; los procedimientos manipulativos y de cálculo; las etapas lógicas y matemáticas.
BIBLIOGRAFÍA.
Bandura, Albert (1974). Aprendizaje Social y Desarrollo de la Personalidad. Madrid: Alianza.
Bandura, Albert (1982). Teoría del Aprendizaje Social. Madrid: Epasa-Calpe, S. A.
Bandura, Albert., Ribes, Emilio. (1980). Modificación de la Conducta. México, D.F.: Trillas.
Estramiana, José Luis. (1995). (El libro esta fotocopiado, no localicé el título). Madrid: Siglo XXI de España
Mann, Leon. (1969). Elementos de Psicología Social. México, D.F.: Limusa.
Meneses, Ernesto. (1981). Psicología General. México, D.F.: Porrúa.
Rodríguez, Aroldo. (1976). Psicología Social. México, D.F.: Trillas.
Wolman, Benjamin. (1960). Teorías y sistemas contemporáneos en psicología. Barcelona: Martínez Roca.
Worchel, Sthephen., Cooper, Joel., Goethals, Goeroge., Olson, James. (2002). Psicología Social. México, D.F.: Thomson Learning.
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